Cuando estaba en segundo curso, Alexis Jaimes preguntó a sus padres indocumentados a quién votarían en las próximas elecciones.

"Dijeron que no podían, y me pareció muy extraño", dijo a Truthout Jaimes, ahora profesora de 30 años. "¿Por qué ellos no podían, pero otros sí?".

El derecho de voto confiere dignidad, posición social y educación política a quienes lo poseen, y este razonamiento se aplica también a los no ciudadanos. Al igual que los ciudadanos, los residentes sin ciudadanía tienen un interés personal en la gobernanza local, están sujetos a las leyes, contribuyen a la mano de obra, pagan impuestos y algunos incluso sirven en el ejército. 

Es ilegal que personas que no sean ciudadanos estadounidenses voten para presidente u otros cargos federales, y no hay indicios de fraude electoral generalizado.

Pero cada vez son más las comunidades de Estados Unidos que aprueban leyes que permiten a los residentes que no son ciudadanos estadounidenses votar en las elecciones locales, como las del ayuntamiento o la alcaldía. Los partidarios dicen que es justo, ya que viven en las comunidades y pagan impuestos.

Sin embargo, un creciente número de comunidades de todo Estados Unidos están aprobando leyes que permiten a los residentes legales que no tienen la nacionalidad estadounidense votar en elecciones locales como las de consejos municipales y alcaldías. Los partidarios dicen que es justo ya que viven en las comunidades y pagan impuestos.

Miguel Quin, inmigrante mexicano sin estatus legal que llegó a EE.UU. cuando tenía 5 años, dijo que, como residente de Santa Ana desde hace mucho tiempo, le gustaría que se escuchara su voz.

"He tenido dos trabajos casi toda mi vida", dijo Quin. "Todos pagamos impuestos. Todos contribuimos a la ciudad".